Perdón Señor, Perdón
entre mis sucias manos te tuve yo Señor
y vislumbré la Gloria al sentir tu contacto
y comprendí mi enorme, mi enorme pequeñez
Señor, desde aquel día que se hizo inolvidable
y que dejó en mi alma el sello de tu amor
repaso y me arrepiento de todos mis pecados
que son también culpables de tu muerte en la cruz
Y como soy muy débil, y como soy muy frágil
y como ni siquiera aprendí bien a orar
permite que te pida postrada de rodillas
perdón por mis pecados ¡Perdón Señor, Perdón!
Y así puesta de hinojos ante mi redentor
que perdona mis faltan, que me brinda su amor
vislumbro su martirio en trance de cordero
que apenas si gime sobre el tosco madero
Y entonces comprendo de mi faltas mi hondura
y de tu misericordia la infinita bondad
¡Con que amor nos quisiste al enviarnos tu Hijo
y que mezquinos somos ante tanta bondad!